EQUINÓCIO DE PRIMAVERA




Una manada de arruis pastaban en la tierra donde mas tarde sembraríamos el vientre del temazcal de primavera. Como verdaderos guardianes del lugar, encargados de consagrar día a día el pedacíto de mágia que se nos ofreció en el parque natural de Sierra Espuña. Nos obsevaron con una mezcla de curiosidad e indiferencia; poco a poco confirmando nuestra llegada fueron desapareciendo, pasándonos por una noche, la custodia de ese lugar sagrado.
También el Viento pastaba a sus anchas acariciando la hierba cuando no dándole mordiscos. Al percibirnos, él también se despidió dejándonos a las puertas de una serena y linda noche...
Como cada vez que está escrito que haya ceremónia, las cosas sucedieron de manera natural. A la vez que un@s comenzabamos a prepararlo todo, otr@s iban llegando al lugar.

Esta vez quiso el destino que las abuelitas no se calentaran como es habitual. Yin y Yang a distancia apropiada!... Así tuvimos otra oportunidad de comprovar que la cantidad de calor no tiene porqué ser garante de un buen viaje. La intensidad de lo que ocurre dentro del Útero se debe mas al despertar de los corazones que se reunan en torno a él. Así se puede volar muy lejos cuando nos dejamos caer por la brillante oscuridad del centro de la Tierra.

La Luz, como los círculos concéntricos que se generan al lanzar una piedra al centro de un lago , se extendió desde las maravillosas montañas murcianas.


Duendesol-ahaukin

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